martes, 20 de enero de 2009

"Interruptus" Cap.4

..................................Interruptus........................
By:Ellle


Cap.4
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Nunca había visto amanecer, o al menos que él recordara.

Sabía que tarde o temprano tendría que salir. Podía saltarse el desayuno e incluso la comida…pero tarde o temprano tendría que mirar a su hermano a la cara.

-Por favor Bill…sal de la habitación.- recordar sus ojos enrojecidos todavía le provocaba vergüenza. El menor había abierto la boca un segundo para decir algo, pero ni un sonido había brotado de sus labios hinchados, una última mirada y había salido de su habitación tal hi como entró; sin hacer ruido.

Acarició su boca con dos dedos mordiéndolos ligeramente, dejándolos resbalar dentro, empapados en saliva para acariciarse la lengua. Recordaba aquella bola de titanio que decoraba la de su hermano, el tacto duro y cálido que contrastaba con el de sus labios fríos, secos y blandos. Recordaba su corazón latirle contra el pecho como un tambor, recordaba su olor a champú, a laca…ese olor como de ropa nueva y recordaba como su alma le había suplicado desde lo más profundo que siguiera, que era su hermano, que lo entendería y le perdonaría. ¿Pero que había que entender? ¿Qué habría dado su alma a cambio de que Bill hubiera correspondido el beso? Y en el colmo del delirio le imaginaba allí, con él, susurrando su nombre tan cerca de su oído…y no Bill, me haces cosquillas basta, para…sus manos frías colándose bajo su camiseta. Estaba enfermo.

Se levantó como con un resorte al notar que la temperatura de su cuerpo volvía a subir. Hacía calor en aquella habitación, pero no era la habitación. Era él.

Se cambió de camiseta antes de atusarse las rastas dispuesto a pasar cuanto antes el mal rato, sin poder evitar que la mano le temblara al coger el pomo.

En el comedor del hotel había unas tres o cuatro personas, ninguna del equipo que supuso, todavía debían dormir. Tenía el estomago cerrado pero aún así, su mala conciencia le obligó a coger una tostada, untarla y dedicarse a mordisquearla a la espera de que alguien bajara.

-Vaya vaya, ¿en que realidad alternativa me encuentro en la que tu te levantas antes que yo?- Gustav le miraba con los brazos en jarra-¿que ha pasado?

-Nada... ¿tiene que haber pasado algo para que yo madrugue?- le dedicó una expresión infantil lamiendo la tostada.

-Como mínimo, hundirse tu habitación-dio un trago de té antes de dejarse caer en la silla de enfrente haciendo que la comida se balanceara en la bandeja.- ¿No comes nada más?-Iba a contestar, a decirle que no tenía hambre, que ya se hincharía de hamburguesas a la hora de comer pero un saludo a su espalda le heló la sangre-Vaya, el otro dormilón en pie antes de las tres de la tarde en el día libre ¿Qué demonios me he perdido?- y frunció el cejo mientras Bill se sentaba en la mesa.

-No he dormido nada, nada bien- se le veía en las ojeras, enormes y oscuras, demasiado fuertes para una sola noche sin dormir, y el mayor pensó que tal vez había estado llorando.

-Deberías ir a tumbarte un rato entonces- le habló mirándole de reojo, a un pequeño punto amoratonado en su labio inferior.

-No, estoy bien- no fue seco, ni borde ni nada. Solo sonó cansado. Solo sonó triste. Su pierna tocaba ligeramente la de Tom, podía sentirlo incluso a trabes de sus pantalones anchos.

-Ahora solo falta que Georg nos sorprenda gratamente bajando a desayunar también-Bill soltó una carcajada irónica. Sin duda el bajista estaba en su cama feliz, soñando con los angelitos.

El resto del desayuno fue un incomodo silencio. Gustav ojeaba un libro raído mientras apuraba un panekkoke de manzana y nata, Tom tardó casi media hora en terminar la tostada y Bill removió el bol de leche con cereales hasta haberlo convertido en una pasta incomible.

-En fin, voy a recoger mis cosas- el mayor se puso en pie mas por estar al borde de un ataque de nervios que por recordar el estado en que había dejado su habitación la noche anterior.

¿Cómo había podido meter la pata tanto? Pero Bill parecía estar normal. A lo mejor no se había enfadado…a lo mejor sentía algo. Sí, claro y a lo mejor legalizaban las relaciones incestuosas, el matrimonio gay y podían comprarse una casita en los Alpes también.

-Voy a ayudarte- un leve roce de la mano del cantante en su espalda le pronosticó que moriría de una úlcera antes de llegar a la habitación.

Evitó el ascensor solo para aplazar el momento de quedarse a solas con él en alguna estancia cerrada aunque fuera 5 minutos. 5 minutos pueden ser cruciales cuando no sabes que decir, cuando tratas de buscar una excusa, aunque, por desgracia en aquel caso no la había.

Suspiró profundamente antes de entrar, seguido por su gemelo que no había abierto la boca en todo el trayecto. Tal vez era su modo de vengarse por aquella noche sin dormir que le había creado esas antiestéticas ojeras, tal vez tampoco sabía que decir.

-No has dormido ¿por lo de ayer?- formuló la pregunta sin volverse a mirarlo.

-Ajá.

-¿Estás enfadado?

-Estoy sorprendido, supongo- le oía a su espalda- pero lo entiendo. Siempre nos hemos llevado muy bien como hermanos, pasamos todo el tiempo juntos, y con las giras, el estress…todo, es normal que acabemos por confundirnos- se giró a mirarle con una sensación extraña en el estomago. Lo había malinterpretado todo.-Lo de ayer está olvidado, no te apures Tommy.

-Yo no estoy confuso- apretó el entrecejo entre los dedos, como si ese gesto hiciera que su cerebro estuviese menos denso- te quiero, y eso no va a cambiar. No puedes olvidarlo, porque yo no puedo- un paso y lo tuvo lo suficientemente cerca para poder rodear su cintura con los brazos y estrecharle contra su cuerpo- cada vez que te tengo cerca quiero besarte y eso no va a cambiar- le miró a los ojos para ver su reacción y el le devolvió la mirada. Su reflejo, tan iguales pero al mismo tiempo tan distintos. Bill, el oscuro, el femenino, dulce y siempre algo triste no demasiado. Eran como el Ying y el Yang. Bill era su Yang. Su paz. La oscuridad que necesitas para poder descansar; esa oscuridad que te arropa y te muestra maravillosos sueños sin quedarse nada para ella. Oscuridad misteriosa, oscuridad eterna, oscuridad lasciva.

Buscó de nuevo sus labios para saciarse de él, para saciarse de oscuridad, pero esta vez de forma tierna y lenta. Un beso cálido, con sabor a fruta y a jadeo y él le correspondió de forma tímida, dulce, como siempre había imaginado que besaba.

No supo cuanto tiempo habían pasado así, pero rezó para poder vivir sin respirar un poco más.

-¿Me estás dejando seguir por pena?- a decir verdad igual le daba la respuesta. Necesitaba aquello. Se dejó resbalar sin apartar la mejilla de su cuerpo hasta quedar de rodillas frente a él, hasta morder la piel tatuada de su vientre con desesperación y prisas, hasta arrancarle un gemido, una presión de sus manos sobre los hombros. Hasta sentir como las rodillas del menor flojeaban al contacto con su lengua. Lamió, sorbió y chupó la piel de su estomago sin dejar de abrazar sus piernas, sin dejar de sentir como él tiraba de sus rastas con suavidad.- ¿Es esto lástima?

- No. No lo sé.

-¿No lo es, o no lo sabes?- desabotonó su pantalón esperando que hiciera algo, pero Bill no se movió- ¿Me dejarías seguir hasta el final por pena?- estiró la lengua para lamer justo en el borde del boxer, para dejar ahí su respiración como una caricia, para sentir el corazón del menor como un pequeño pájaro cautivo dentro de su cuerpo.- Eres demasiado bueno.

Se incorporó, quedando de nuevo frente a frente.

-Eres mi hermano- dijo aquello como si lo justificara todo, como si fuera normal que aquello pasara entre hermanos. Como si fuera entendible, perdonable, lícito.

-No seas tan tierno porque sino todo el mundo se enamora de ti- pasó la mano por su mejilla, que ardía sonrojada mientras le sonreía con dulzura.

-Tommy si realmente lo necesitas no me importa- el color de sus mejillas subió de tono aun mas mientras hablaba- porque eres tu.

-Necesito que me quieras como yo te quiero, y eso no puedes regalármelo.

-¡Te quiero!- lo dijo en un tono tan obvio, tan dulce que Tom no pudo sino sonreír.

-Ya lo sé, pero no es lo mismo.-Besó su frente antes de dirigirse hacia la puerta. Se sentía mejor, no estaba huyendo de Bill. Solo necesitaba aire.

Tras el portazo el menor siguió sin moverse. Trataba de que su corazón se calmara después de aquello pero le parecía imposible. Su piel ardía, sus manos temblaban, sentía los labios hinchados latir con fuerza. Estaba excitado. Su hermano le había excitado. Su lengua, sus manos, su forma de mirarle. Ladeó la cabeza, tratando de imaginar como serían los besos de Tom contra su cuello, contra su pecho. Pasó los dedos sobre la estrella, ya seca aunque aún caliente y no pudo evitar un escalofrío, un sollozo…algo empapado y calido dentro de sus pantalones.

-Mierda- murmuró. Menos mal que iba de negro.
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NdAutora: Tom es tonto

Dedicado a Lugoth, que fue la primera en inaugurar los comentarios, aca otro lindo cap. ojala y te guste!
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In die Nacht...
...In the day...
..Kaulitz love...
...Oh right!
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1 comentario:

Lu... dijo...

Holaaaaaaaaaaa
Que lindo me encanto
No puedo creerlo Bill lo iba a dejar solo por que era su HERMANO.
No puede ser y Tom......
Ahhhhhhhhhhhhhhhhh
Me muero, estoy a punto de sufrir un ataque
Me encanto
Y gracias por la dedicacion.
Espero el proximo capitulo
Me ha facinado