martes, 20 de enero de 2009

"Interruptus" Cap.5

................................Interruptus...............................
By: Ellle


Cap.5
.
.
.
Durante el resto del día libre no volvieron a verse las caras, algo que no pasaba desde hacía mucho tiempo.

Les gustaba pasar las horas muertas juntos, a excepción de Gustav que se iba a hacer quién sabe que cosas cada vez que tenía oportunidad.

El grupo les absorbía, pero no importaba; eran felices así.

La frase más repetida del cantante aquella mañana tenía que ver con descubrir el paradero de

su hermano. No le había cabreado que le ignorase, no le había cabreado que lo besara, no le había cabreado que le hiciera salir de la habitación sin derecho a decir esta boca es mía, ni que le hubiera metido mano, ni siquiera que hubiese no ya insinuado, sino afirmado rotundamente que se dejaba tocar por pena, como si cualquiera que hubiese venido llorándole hubiera tenido derecho absoluto sobre su piel.

Al salir de la habitación el menor creyó que volvería, que solo necesitaba pasear, calmarse o…algo. Le había esperado. Le había esperado durante horas y no había vuelto. Y eso si que le hacía estar furioso. No podía liar la que había liado y luego desaparecer sin darle oportunidad de explicarse.

Cuando apareciera le haría tragar la maldita pala de ping pong, para que aprendiera, gilipollas, que diez minutos no le convertían en un hermano lo suficientemente mayor como para tratarle de inocente niño traumatizable.

Tarareó algún estribillo de Nena al azar, tratando de apartar la idea de asesinar a su hermano con dolor. Que lento pasaba el maldito tiempo cuando lo único que deseaba era que corriese.

Tras tres horas de búsqueda decidió que su mejor opción era montar guardia frente a la puerta de su cuarto. Tenía que aparecer y, por su bien más le valía aparecer antes de que tuviera una pira montada con sus gorras.

Se quitó el collar de pinchos para jugar a enrollarlo y desenrollarlo entre los dedos.

Había perdido los nervios, estaba ojeroso y se había estropeado la manicura, pero se vengaría, si hacía falta volverían aquellos años en que se zurraban con las cazuelas.

-¿Qué haces aquí tirado?- aquella pregunta le arrancó de sus pensamientos vengativos. Los pantalones anchos del mayor estaban ahora ante sus ojos.

-Pues no sé. Estábamos hablando y te has ido- el rastas le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Un estremecimiento recorrió su cuerpo al sentir el calor de la piel de su hermano.

Al tenerle otra vez enfrente.

-Ha sido un día muy raro- y de nuevo silencio. Incómodo y largo silencio en aquel pasadizo de hotel. Iban a hablar, y comenzaron los dos a la vez; y sus nombres sonaron simultáneos antes de caer de nuevo en el silencio.- ¿Qué ibas a decir?

-Tu primero- nunca les había resultado difícil hablar sin embargo ahora las palabras se quedaban en el fondo de la garganta, se ahogaban con ellas, podían sentirlas en el estomago.

Un paso adelante y Bill acortó a cero el espacio entre los dos.

- ¿Qué…?- y de nuevo su boca contra la del mayor, los brazos rodeando su cuerpo. Tom creyó que soñaba cuando los labios del moreno se despegaron de los suyos para llegar al cuello, para lamer con suavidad, arrancando jadeos y algún escalofrío eléctrico. Apretó su camiseta entre los puños y haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad le apartó lo suficiente para poder volver a hablar con cordura.- Bill de verdad, esto no es necesario…no quiero que te sientas obligado a…-ni siquiera pudo acabar la frase, un chasquido, un instante de confusión y un par de segundos para comprender lo que había pasado. La mano abierta del menor en el lugar conde antes había estado su cara, y un creciente ardor picante en la mejilla- ¡¿pero porque me pegas?!

-¡Tú eres tonto! ¡Ese es tu puto problema!- el de rastas le tapó la boca mirando a derecha e izquierda que nadie apareciera alertado por los gritos de su hermano antes de seguir hablando en un furioso susurro. Uno de los anillos de Bill le había hecho un corte en la mejilla que no dolía, pero si escocía como un maldito demonio.

-Mira idiota, lo estoy haciendo por ti. No has de esforzarte siempre por agradar pase lo que pase- al hablar el guitarra le hundía el dedo en el pecho una y otra y otra vez- si se ha dado el caso de que he tenido que confesarte mis sentimientos pues me dejas en paz, no espero que hagas nada joder. ¿Si vienes aquí a besarme te crees que me ayuda? ¿Te crees que no quiero hacerte nada y que con cuatro besos esto va a pasar? Soy un hombre adulto y te quiero joder, así que si quieres ayudarme será mejor que me dejes en paz y que no te acerques a mí estando a solas en un tiempo- El menor le miraba estupefacto. Siempre había creído que su hermano tenía mas luces. No podía creer que para él fuese algo tan difícil de ver. Suspiró, en parte cargándose de paciencia, en parte desechando la idea de volver a golpearle, en parte para volver a encontrar un maldito tono de voz civilizado. Lo miró a los ojos sin prisas, y a la pequeña gota de sangre que la bajaba por la mejilla.

-Tommy ¿Tú me escuchas?- no lo preguntó como reproche, ni como bordería; solo quería estar seguro de donde estaba el jodido problema.

-Claro que te escucho ¿a que viene eso ahora?

- ¿¡Entonces te hago un maldito mapa o que!?- de nuevo la mano de Tom tapándole la boca, y ya estaba perdiendo los papeles por completo. Le cogió la muñeca y se la apretó contra la pared, importándole un carajo hacerle daño. La espalda de Tom golpeó secamente la pared pero ni lo notó, el aliento de Bill contra el suyo lo tenía hipnotizado. Avanzó ligeramente la cabeza para besarle, pero le menor retiró la suya, haciendo que le odiara por ello.

-Bill…- por el tono de súplica que usó, el menor estuvo apunto de ceder, pero no…se merecía aquello. Su manicura debía ser vengada. Mordió el aro de su labio y tiró de él, antes de bajar a su barbilla y su cuello. El mayor ni siquiera intentaba parar los gemidos que le producía la sensación cálida de la lengua, los dientes y aquella bola de titanio que ahora subía por el filo de su mandíbula hasta su oído, regalándose con fuerza en aquella parte mas dura que ni siquiera sabía como se llamaba pero le volvía loco.-Nos van a ver- murmuró en un momento de lucidez.

- ¿De que tienes miedo?- le susurraba contra su oído, metiendo la mano libre dentro de su camiseta y una de sus piernas entre las suyas- ¿de que alguien te vea a ti, gran seductor, rojo como un tomate y contra la pared?- El guitarra le odió por aquel tono de burla-si quieres que entremos en la habitación no tengo inconveniente pero…no me pidas que pare después.
.
.
.

Una vez mas, gracias a Lugoth por dejar su comment, aca el siguiente cap. linda.
______________________
In die Nacht...
...In the day...
..Kaulitz love...
...Oh right!
______________________

1 comentario:

Lu... dijo...

Me mueroooooooo
Que haran en la habitacion?
Genial