martes, 24 de marzo de 2009

"Du Bist" Cap1



Este fic es un regalo para Meliss ¡Danke! Por conseguirme esa maravillosa foto y por ser una gran sister, espero y sea lo que esperabas.

Un Danke enorme también a Lau (*-...-*La Dama De La Oscuridad*-...-*) Por arreglar mis desperfectos gramaticales.


Cáp. 1“Wir”



...Bill...
Bill...
...Bill...

Un joven pelinegro de hermosas facciones se incorporó de su elegante lecho, como impulsado por un resorte. Le llevó un buen rato enfocar la visión, todo estaba como antes de que se recostara, tranquilo y ordenado.

El recuerdo del llamado aún resonaba en su cabeza, podía oír la voz que repetía insistentemente su nombre, y sin embargo, sabía que por más que buscara....el dueño no estaría ahí.

Buscó las pantuflas a un lado de su cama para evitar tocar el frió suelo, pero con fastidio las vislumbró a dos metros de él, seguro que su perro, Scotty, las había movido durante la noche. Tomando aire se puso de pie y caminó con pasos veloces hacia ellas para poder resguardar sus pies. Una vez calzado se estiró cual largo era para desentumirse, escuchó cómo su espalda hacía un chasquido y giró el cuello brevemente, cuando su vista se posó en el despertador ubicado en la mesita ratona sintió la ira subir por su garganta.

-Pero si apenas son las tres de la mañana... -masticó ofuscado mientras jalaba una cobija para cubrirse mejor al abandonar su alcoba-. Claro, como él no necesita dormir. -Siguió vociferando mientras procuraba no tropezar a oscuras por el corredor y sin dejar de preguntarse donde carajos estaría el interruptor de luz.

-No deberías estar vagando a estas horas. -Susurró una voz detrás suyo con más preocupación que reproche.

-Díselo al “amo” -respondió Bill con más brusquedad de la que pretendía, al notar la mirada herida del platinado agregó-. Perdóname Andreas, sabes que si no duermo lo suficiente me pongo de mal humor.

-Ya...te acompaño -respondió simplemente, regalándole una sonrisa y estirando el brazo para encender finalmente la luz. Bill gruñó con fastidio, y su amigo sonrió ante el berrinche.

Después de subir dos pisos más tomaron el pasillo hacia la izquierda.

-¿Por qué siempre escogen casas tan enormes? -resopló el pelinegro recuperando el aliento, mientras su compañero, sólo se encogía de hombros y le dedicaba otra sonrisa.

Siguieron el corredor hasta que Bill se giró de improviso y empuñó el picaporte de una puerta en el lado derecho dispuesto a abrirla.

-Es mas adelante -indicó Andreas dando otro paso.

-Entra ya Bill –ordenó, otra voz autoritaria del otro lado de la puerta que Bill sostenía-. Me cambié de alcoba Andreas, dense prisa no tengo todo el día.

-¿Cómo lo supiste? –inquirió, en un susurro sorprendido, el platinado a su acompañante. Este se limitó a hacerle un gesto de resignación y tristeza mientras abría la puerta y entraba por ella, dejándola abierta para él.

-Espero que tengas un buen motivo para levantarme. -Soltó ácidamente el recién llegado a su anfitrión, quien sentado detrás de un escritorio de roble, con los dedos unidos sobre el pecho le miraba fijamente.

-Buenas noches Tom -intervino Andreas tratando de relajar el ambiente. Sin mucho éxito, la hostilidad era casi palpable en la zona.

-Noches. -respondió el aludido irguiéndose más en su asiento.

Una risita burlona cortó el silencio y Andreas sintió a Bill tensarse a un lado suyo.

-Andrea -saludó el platinado a la guapa chica de largos cabellos negro, piel pálida y ojos grises que saliendo de las sombras se había acercado a Tom y ahora se dedicaba a acariciarle las rastas melosamente.

-Andreas -respondió la mujer con énfasis-. Bill -agregó como con aburrimiento, más este no contestó, se limitó a enfocar la mirada en uno de los cuadros que ocupaban la pared de ese caserón.

-¿Vas a decirme que quieres o me puedo largar ya? -escupió Bill taladrando con sus ojos castaños a Tom, quien le veía de igual manera. Eran en momentos como esos, que para Andreas era imposible dudar que ambos fueran gemelos.

-¿Tienes algo más importante que hacer? -se burló el de rastas con una mueca que Bill conocía muy bien, pues era suya.

-Tú no eres el único que se divierte hermanito. -Respondió el pelinegro simplemente.

-No tienes permitido salir -fue lo que contestó el otro, como si eso diera por terminado el tema. Pero claro, no era posible creer que Bill se callaría así sin más.

-Diez minutos no te hacen el jefe -escupió y se dispuso a abandonar el recinto, más cuando ya tenia cogida la perilla, otra mano se posó autoritaria sobre la propia y lo detuvo.

-No sales y fin del asunto. -Susurró Tom determinante en su oído, lentamente para que no se le escapara una sola palabra. Su gemelo se safó bruscamente y se limitó a fruncir los labios y preguntar con la mirada por que cojones lo había levantado en la madrugada. Odiaba que usara sus habilidades con él.

Como si le leyera la mente, y posiblemente así era, Tom les indico a ambos chicos que se sentaran. Bill rechazo la oferta y Andreas tras un suspiro también permaneció de pie.

-Como quieran, sólo te informo que mañana saldré de viaje -explicó el mayor mirando detenidamente el abrecartas entre sus manos-. Quería recordarte que tienes prohibido salir e intervenir en las actividades del clan. En vista de que Andreas me acompañará, tus clases de esgrima se suspenderán y te traje esto para que te entretengas -agregó mientras le arrojaba una caja que Bill pesco en el acto-. Puedes irte.

Concluyó y se puso de pie para segundos después salir acompañado de Andrea, quien les dedicó una sonrisa indescriptible a los dos restantes.

-Idiota -casi ladró el pelinegro apenas su hermano salió.

-Perdona, ni yo sabía que lo acompañaría -se disculpó Andreas.

-No tú, él. -Dijo furioso el chico, rápidamente seco sus ojos cafés y los posó sobre la caja que sostenía. Asombrado descubrió que era el video juego que quería desde que lo vio en la televisión, ni siquiera lo había pedido aún, una alegría infantil le invadió combinada con tristeza. Antes de poder evitarlo una lágrima cayó sobre el paquete, la seco rápidamente y Andreas tuvo la cortesía de fingir estar interesado en la gótica decoración de la mansión.

En silencio Andreas lo acompañó de regreso a su habitación. Trataba de aparentar indiferencia, sin embargo, en la mente de Bill, no podía de darle vueltas la pregunta ¿qué paso con nosotros?


¿Revew? ¿Tomatazos? ¿Cartas Bomba?





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In die Nacht...
...In the day...
..Kaulitz love...
...Oh right!
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