lunes, 16 de marzo de 2009

"Interruptus" Cap.7

"Interruptus"
By: Ellle

Cap.7
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-¿Cómo carajo te atas esto?- había dejado incluso de besarle para pelearse con las hebillas de su cintura mientras el aludido se tapaba la boca con la mano reprimiendo una carcajada que podía echarlo todo a perder. –En serio o te lo desatas o te quedas sin.

Se dejó caer hacia atrás, arqueando la espalda para soltar una a una las correas que impedían a su hermano llegar hasta él con la mayor lentitud posible, mientras este mordía el interior de su muslo empapando la cara tela que a él tanto le gustaba.

-Eres como un animal- murmuró divertido al sentir los tirones de impaciencia.

-No vayas de inocente, lo haces adrede.

En un minuto los pantalones estuvieron donde el de rastas consideraba que era su sitio; bien lejos. Los había tirado con rabia al sentir a su hermano libre, rompiendo una lámpara de mesa en el proceso y provocando un ataque de risa por parte del menor que casi no podía calmar con besos.

-Eres un cafre, cafre- repetía esa palabra entre carcajadas y gemidos que el rubio lograba arrancarle al besar su pecho, luchando por no comenzar a reír también; eso si que sería una situación estúpida.

-Me encanta oírte reír así.

-Es porque eres tú- y le cogió de la cintura para rodar, para dejarle bajo su cuerpo, porque así debía ser. Él era el mayor, el más grande y el más pesado…además sus omoplatos empezaban a quejarse del duro suelo.-Solo contigo…-A diferencia de los suyos, los pantalones del mayor fueron significativamente más fáciles de quitar. Concretamente ni los desabrochó.- Se lo pones demasiado fácil a las groupies- Tom no ofrecia resistencia mientras Bill le quitaba los zapatos, los calcetines y pasaba los dedos por el borde del boxer.

-Hazlo si lo deseas- agachó la cabeza comenzando a besar sin quitar la tela. El rubio susurró su nombre a cada beso, con un escalofrío, con mayor volumen cuanta mas fuerza ganaban las caricias de su boca. La tela se humedeció, calentada por su aliento, dejando un sabor salado, un regusto amargo, gemidos de súplica del mayor que sonaban por la habitación dando el absoluto control de todo al cantante.

Y levantó la cara para mirarle, para verle allí, tendido, con la cabeza ladeada hacia la izquierda dejando el cuello totalmente desprotegido, respirando con dificultad, los ojos entrecerrados y fijos en algún punto indeterminado de la sala y se sonrió con malicia ante su obra.

- ¿Estas bien?- sabía que sí, pero preguntó sólo para verle asentir con rapidez, tragar saliva y morderse la mano. Dejó deslizar los dedos por su cadera para que se llevaran abajo la ropa interior

- ¿Has hecho esto alguna vez?

-No eres el único que tiene sexo.

-No te había imaginado así- y los ojos grandes, calidos y felinos del menor se entrecerraron divertidos, volvió a bajar la cabeza para morder con fuerza el interior de sus muslos haciéndole chillar aun sin saber si de dolor o placer.

- ¿Me habías imaginado? Interesante- el cosquilleo nervioso volvió al estomago del guitarra, la excitación de la revelación, el deseo desesperado de aferrarse a algún sitio, pese a que estaban en el suelo y todo quedaba lejos de su alcance, y tubo que abrir las piernas porque Bill se había sentado sobre sus talones entre ellas, sus manos subían desde los muslos pasaban por la cadera y se perdían contra su pecho, oprimiéndolo con su peso, hasta llegar a la boca; hasta obligarle a abrirla con una mano mientras la otra le sujetaba el cuello sin fuerza y los dedos se abrían paso para que la caricia entrara en su cuerpo y se fundiera con su lengua, tan virgen en aquel sentido pues, ningún polvo con ninguna quinceañera había sido nunca así, las quinceañeras no sabían aquellos secretos que ni él mismo sabía, ni sabía donde su hermano había podido aprenderlos; pero sintió celos.

Le miró a los ojos, rojo de vergüenza, tragando sus dedos de finas uñas esmaltadas hasta mas allá de la articulación mientras con los suyos buscaba desesperado alguna malformación en el parqué a la que poderse aferrar.

- Será mejor que pases la lengua tan abajo como puedas- y su mano se inclinó, obligandole a levantar la cabeza, a tragar hasta la base del dedo y sentir que su cuerpo era recorrido por una arcada y no podía dejar de lamer, de temblar, de gemir cada vez que con la mano libre Bill le pellizcaba, apretaba o acariciaba- no quiero hacerte daño.

Y finalmente la mano dejó de atormentale, salió de su boca produciendole adrede un último cosquilleo en el labio con las yemas de los dedos.

-Si alguna vez encuentro a quien te enseñó a hacer esto, juro que le pegaré una paliza- logró murmurar mientras el moreno se cargaba una de sus piernas sobre el hombro.

-¿Tan herida está tu dignidad?- Tom respiró hondo y fue soltando el aire poco a poco a medida que los dedos de su hermano se habrían paso en él.

-No.-Tenía dos dedos dentro antes de querer darse cuenta- pero no soporto la idea de que hayas estado…-“con alguien más de esta manera”, así acababa la frase, pero fue incapaz de decirlo. Los finos dedos se cebaban con su próstata mientras el tercero comenzaba a invadirle. El dolor y el placer no se mezclaban, venían a oleadas como la marea uno tras otro y sin parar, cada uno mas fuerte que el anterior, haciéndole temer al que vendría.

-Me dices eso cuando soy yo el que a estado tragando verte con esas groupies estúpidas- se apoyó en su pecho para acabar de entrar de golpe el tercer dedo- me hacías daño, ¿lo sabías Tommy? Cada beso, cada caricia, cada sonrisa era como una puñalada.

Los dedos se retiraron con lentitud, dejando un espacio incómodo y extraño en él. Y le miró en silencio mientras de rodillas, con su pierna aún sobre el hombro, el menor se bajaba la ropa interior y le devolvía la mirada encendido.

-Soy tuyo y lo sabes- cerró los ojos, al sentir como se acomodaba para comenzar. El corazón le latía tan rapido que un par de veces creyó que se le detendría.

-Antes no lo sabía, y hoy voy a hacer, que no se te olvide nunca.- Le dio un rápido beso húmedo a la rodilla antes de tomarlo de la mano.

-Mastúrbate muy despacio- el de rastas estaba confuso. ¿A que coño venía aquello?- Si no lo haces te haré daño, vamos- abrió los ojos un segundo, sintiendo mas vergüenza que en toda su vida junta pero aún así comenzó a hacerlo sin poder mantenerle la mirada, guardando un pequeño quejido de dolor al sentirle invadir su cuerpo de aquella manera, al sentir que quemaba. Y el dolor se hizo más fuerte. Quiso chillarle que parara, que iba a desgarrarle, que le dolía, que escocía, pero en el fondo de su alma sabía que su hermano no pararía y no quería comprobar si aquella corazonada era cierta.

Hacía el final entró de golpe y se quedó allí, quieto, muy quieto como esperando que pasara algo, sin embargo él no podía dejar de retorcerse entre quejidos tratando de escapar de aquella tortura que le quemaba el estomago y hacia que su corazón latiera en sitios inapropiados.

-Shhh- le besó el rostro, buscando sus labios que le repetían una y otra vez el dolor que sentía, que le suplicaban que terminase de una vez aunque fuera en lo más profundo de sus entrañas- te dije que no dejaras de tocarte, vamos, continua.

Y con mano temblorosa volvió a hacerlo, porque sabía que no habría compasión y él no soportaba el dolor; nunca lo había hecho.

-Bill no puedo más- su voz agudizada en un murmullo al sentir como su hermano se retiraba y volvía a entrar muy despacio.

-Confía en mí- volvió a salir pero la entrada fue más brusca, arrancándole un gemido del pecho- el dolor es parte de ello.

La tercera entrada fue más fuerte, al igual que su salida. El menor comenzó a jadear a medida que ganaba velocidad y se inclinaba hacia delante, obligándole a retirar la mano de su sexo, sintiendo como cada vez que salía de él sus intestinos parecían querer acompañarle.

Y lentamente, el placer comenzó a discernirse entre el dolor, a subir como espasmos de calor por su cuerpo, a habitar entre sus estómagos; en aquel lugar en el que el cuerpo del cantante acariciaba lo que anteriormente habían acariciado sus manos, y había un eco en la voz de Bill, un murmullo sordo que pronunciaba cosas inconexas. Tardó un rato en darse cuenta de que era él mismo.

-Te quiero- se lo susurraba en jadeos pegado a su oído. Él sólo podía apretar las piernas alrededor de su cuerpo. Los empujones se detuvieron un instante y se quedaron frente a frente en silencio. Bill le tomó la mano apretando los dedos contra sus labios- deja de arañar el suelo, te haces daño. Agarra mi espalda, vamos- le costó un esfuerzo pasar los brazos, estrecharle aún más mientras volvía a moverse, a susurrar su nombre, a susurrar cuanto le quería y a jurar que si le veía con una groupie le encerraría y no le permitiría salir más.

Y el calor se hizo tan intenso que apenas podía soportarlo.

-Bill…Bill voy a…- apenas pronunció esas palabras sintió que algo ardiente le llenaba por dentro; los gemidos de su hermano eran lo bastante fuertes como para que pudiera haberlos oído alguien que pasara por el pasillo, y él le siguió, se dejó llevar… se sumió en el olvido. Un olvido oscuro en el que sólo podía sentir y solo existía el nombre de su hermano.

Hubo un silencio atronador en un instante y después quedaron quietos, uno sobre el otro sin saber que decir.

-¿Aún te duele?- El rubio asintió lentamente con una sonrisa.

-Pero no importa, lo he pasado bien- el menor le devolvió la sonrisa echándose a un lado incapaz de dejar de mirarle.

- ¿Quieres que te acompañe a la ducha?

-Deja que me recupere un poco- el cantante se hizo un ovillo apoyado en el hombro del rubio.

-Tommy abrázame- el único contacto que Tom le regaló fue un pellizco en el brazo.

-No te hagas el inocente ahora, me acabas de…- ni siquiera pudo decirlo sin comenzar a reír de vergüenza-oh dios Bill


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In die Nacht...
...In the day...
..Kaulitz love...
...Oh right!
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1 comentario:

Lu... dijo...

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Bill fue el que..............
Y ahora que va a pasar
Me muero por saberlo